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Martí, Fidel y el Moncada...



“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo su fiel a su recuerdo...¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!. Así expresó el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro después los sucesos del 26 de julio de 1953.

Nadie imaginaría entonces que el ejemplo de José Martí estuviera impregnado entre el grupo jóvenes que siguieron a Fidel en las acciones del Moncada en ciudad de Santiago de Cuba. La presencia del Héroe Nacional entre los moncadistas era una realidad visible.

Sería José Martí y sus ideas defensoras y de progreso humano, la inspiración de Raúl Gómez García, el Poeta de la Generación del Centenario, para su poema Ya estamos en combate,  leído en el alba del día 26 de julio, minutos antes de salir hacia los lugares escogidos para la acción. Este fue el aviso para el cambio de vida que precisaba Cuba.

 “Si vencemos mañana se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante. ¡Jóvenes del Centenario del Apóstol! Como en el 68 y en el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡Libertad o Muerte!”. Así se dirigió Fidel Castro a sus hombres en la Granjita Siboney.

Las ideas de José Martí en torno a la necesidad de pelear, por la vía armada o por la política contra el imperialismo, estaban vigentes en el ideario de Fidel. Por ello el joven abogado ratificó ante los Moncadistas la fidelidad ante su memoria y la decisión de continuar la lucha para lograr la verdadera independencia de la Patria.

El Moncada fue obra martiana realizada por la Generación del Centenario aquel 26 de julio de 1953. Una obra que no ha pasado a la historia como un acontecimiento aislado, sino como un vínculo de nuestro pasado con el presente. José Martí y el Moncada son la armazón dialéctica del camino ético y revolucionario de una nación y sus luchas por la libertad. El Moncada mostró a Cuba el curso que seguiría la Generación del Centenario.

Con la guía de Fidel, la Revolución construyó una sociedad de los humildes y para los humildes, con todos y para el bien de todos. Y fue con la firma de la Ley de Reforma Urbana, que el Gobierno Revolucionario declaró ante el mundo, que la Revolución Cubana había cumplido con el Programa del Moncada, contenido en La historia me absolverá con­cretados en seis puntos.

Entre estos aspectos se acumulaban los principales problemas de Cuba hacia donde había que dirigir los esfuerzos. Ellos eran el problema de la tierra, el de la vivienda, el de la industrialización, el desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo. Comenzaría en toda Cuba una gran  obra de transformaciones en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural.

Con estas transformaciones, fueron beneficiados miles de campesinos cubanos y esta fue una de las primeras manifestaciones de la voluntad política del gobierno que esta era una Revolución para los humildes. Por otra parte, la Campaña de alfabetización con el apoyo de miles de jóvenes movilizados hacia todas las zonas del país, erradicó el analfabetismo en menos de un año.

Lo cierto es que la mayoría de los cubanos no podían pagar  algunos servicios como por ejemplo el de la salud. Sin embargo, el Programa del Moncada llegó para formar médicos y ofrecerle al pueblo el derecho de atender gratuitamente sus dolencias. También se nacionalizaron las empresas y se industrializó el país.

La victoria del 26 de julio de 1953  y el cumplimiento del programa del Moncada, no fue más que el derecho de seguir defendiendo nuestro proyecto social. También fue la certeza de no renunciar jamás a los principios que nos concibe como una nación libre y soberana.



Playita de Cajobabo: pedazo de tierra sagrada para la Historia



Ir hasta el sitio histórico conmueve, estremece, impresiona. Estar en Playita de Cajobabo, dialogar con el mar y presenciar las enormes rocas y farallones que le perdonaron la vida nuestro José Martí aquella noche del 11 de abril de 1895, cuando desembarcó por esta zona guantanamera, es muestra de cuánto necesitamos beber de la sabia histórica.

Para cualquier cubano, es un privilegio caminar por la playa, subir lomas... conocer de aquella travesía nocturna, con el mar embravecido, donde el delegado del Partido Revolucionario Cubano acompañado del Mayor General Máximo Gómez  y los generales Francisco Borrego y Angel Guerra, el coronel Marcos del Rosario y el capitán César Salas, vieron partirse el timón del bote.

Llegaba José Martí a Cuba para incorporarse a la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895.  No pensaba en otra cosa que no fuera luchar por la independencia de su país. Tampoco imaginaba que este sitio, se convertiría años después, en un pedazo de tierra sagrado para la Patria.


Al contrario de lo que le había sucedido a la expedición de Flor Crombet y los hermanos Antonio y José Maceo, quienes tuvieron que combatir tras el desembarco días antes por Baracoa, José Martí y Máximo Gómez, no desafiaron mayores dificultades para entrar en Cuba sin ser descubiertos.


El día se tornaba pesado, el mar estaba negro como la noche y las olas se elevaban furiosas chocando contra los farallones, esos farallones testigos del paso del Maestro por tierra guantanamera. Y junto a la costa, las luces. Hay  que ceñirse los revólveres, dijo Martí. No sabían con certeza quiénes estaban allí. Luego supieron que eran pescadores y les dieron la mano.


Al desembarcar Gómez besa la arena y Marcos del Rosario, uno de los tripulantes de aquel bote junto a Martí y Gómez, recorrió el lugar años más tarde, el 23 de abril de 1922, e identificó el sitio específico en el que se levantaría un monumento en 1947. Así pisaron tierra cubana, tierra guantanamera.


A 120 años del arribo de José Martí y Máximo Gómez por Playitas de Cajobabo, recordamos  este hecho histórico con la enseñanza de que jamás se puede eludir el deber de luchar por la Revolución y defenderla hasta sus últimas consecuencias. Por ello, hoy el delegado del Partido revolucionario Cubano, se convertido en un referente indispensable para encontrar los caminos que nos permitan salvar a la humanidad y a la naturaleza.


Hasta el Monumento erigido en Playitas de Cajobabo llegan hoy las nuevas generaciones para beber de las fuentes de la historia. Y resulta curioso que todavía en aquel silencio, solo roto por el sonido de las olas del mar, aún sentimos la presencia del hombre sincero de donde crece la palma.


Celac: el sueño de la unión latinoamericana y caribeña

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La CELAC es el sueño de la unión de América Latina y el Caribe, como el sueño de dos grandes de la historia, el libertador Simón Bolívar y nuestro José Martí, quienes visionaron las reales pretensiones del imperio yanqui de monopolizar las riquezas de la mayoría de los países del Continente. Años después, otros grandes de la historia, Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez articularon sus pensamientos hacer realidad este sueño, que hoy se ha hecho realidad.  

Y esta realidad  se materializó con la creación en 2011 en Caracas, Venezuela, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), organización regional intergubernamental que reúne a los países de América Latina y el Caribe, sin la injerencia de Estados Unidos y Canadá, lo cual significa un paso significativo hacia una mayor independencia regional.

Escalón más alto de la construcción unitaria regional al reunir a la totalidad de sus Estados, la Celac es más que la realización de los sueños de unidad, justicia y soberanía de los grandes hombres y mujeres de estas tierras. Y esta es la razón por la que Cuba propone a esta cumbre convertir en una región de paz donde las diferencias se solucionen políticamente y sin el uso de la fuerza.

Por la erradicación del hambre y la pobreza, es el lema que preside la II Cumbre de la Celac, que se perfecciona  como un elemento de unificación para bienestar de los pueblos en la búsqueda de la verdadera independencia. se perfecciona como un espacio donde los ministros intercambiarán experiencias en torno a  los programas elaborados por los diferentes países en materia de educación, salud y alimentación  para que sean establecidos en los 33 Estados pertenecientes a este proyecto.

La Celac un espacio que no quedará en la historia como un encuentro más entre líderes políticos, sino el contexto internacional para que se consolide el concepto de región articulada, reconocible y comprometida con un destino común.  Quedará como un encuentro que avanza hacia perspectivas comunes entre sus miembros, con la mirada puesta en los problemas que verdaderamente desgarran a Nuestra América.

Hecho institucional más importante en América Latina y el Caribe en el último siglo, la Celac fue creada en el 2011, en Venezuela, para impulsar la integración bajo nuevas formas de solidaridad y colaboración en aras de propiciar el multilateralismo, el intercambio y las estrategias para enfrentar la pobreza y la crisis económica en la región.